Los mitos no mueren.

Los mitos no mueren.
Viven en los símbolos, en los ritos, en la memoria colectiva de los pueblos.
Aunque cambien las formas, siempre hablan de la condición humana, del alma y de nuestros miedos y aspiraciones.

Entender los mitos es entendernos a nosotros mismos: cada relato es un espejo, cada héroe un reflejo de nuestras posibilidades.